Las postales son románticas.
Son la belleza entre facturas y publicidades. Son un abrazo atravesando el tiempo y la distancia. Son un hilo invisible de conexión, un conjuro amable con tintas e imágenes de emociones compartidas, un intento logrado de manifestar cariño.
Las postales hermosas se esconden y a veces no se encuentran, se agazapan en ciudades, en quioscos de ciudades puntuales.
A veces sólo postales como ésta sirven para conseguir el objetivo: un sencillo transmisor para decir te pienso.