Esta mañana al despertarme vi el mensaje que ella me envió anoche.
«Qué guapo estabas al marcharte.»
«Me encanta tu pelo.»
Qué maravilloso es despertarse por la mañana con semejante testimonio.
Esta mañana al despertarme vi el mensaje que ella me envió anoche.
«Qué guapo estabas al marcharte.»
«Me encanta tu pelo.»
Qué maravilloso es despertarse por la mañana con semejante testimonio.
Ayer le pregunté a María en clase de Literatura…
– María, dime qué es el amor, según cuentan los autores del Romanticismo.
– Profe, el amor es experiencia, no pretenderás que intente acotarlo en palabras…
(…) Estas son las respuestas con las que, de cuando en cuando, alguno de mis alumnos me ponen en mi sitio y me reconectan con mi Ser. Y que me ponen de frente a La Vida, que es un torrente, y que la presa que es el sistema-prisión educativo no puede parar.
– Gracias, María. Tú sí que eres un amor.
(…)
Esta tarde voy a llamarte por teléfono. Voy a pedirte que me escuches con atención y en silencio hasta el final.
Quiero pedirte que cuando me escuches lo que tengo que contarte eso lo hagas en el estado más puro de Corazón que puedas alcanzar a tener.
Que sólo sea Tu Corazón el que oiga hablar a Mi Corazón, para que ambos se fusionen en Nuestro Corazón aunque sea sólo un ratito, ¿sí? (…) Continúa…
Quise ser Uno contigo
Dentro de tu cuerpo, dentro de tu alma
Y llegamos a serlo
Y el Amor nos empapó
Como el agua que cae a chorro desde la cascada.
Pero tuviste miedo a dejar de ser tú
Al ser Uno conmigo.
Y te alejaste de mí
Y tu corazón olvidó
Que se puede ser Uno con el Otro
Sin dejar de ser Uno Mismo.
Sí.
Se puede ser un solo corazón.
– A ver si te crees que porque me mires así me voy a enamorar de ti.
(…)
Canalla.
No vale sonreir.