El otro día acudí a un terapeuta de coaching holístico. Me han contado que estas personas son seres muy evolucionados, que han transcendido esta realidad ilusoria, y que saben localizar el origen de los traumas, así que como me han fallado hasta ahora todos los psicólogos convencionales y otros tipos de terapias, como las constelaciones familiares y el transgeneracional, además del análisis transaccional…pues fui a este señor.
El caso es que éste fue el diálogo:
– Buenos días, Mario, cuéntame tu conflicto.
– Hola, Jorge. Pues el caso es que hace ya tiempo que no le encuentro sentido a la vida, y he acudido a multitud de terapias y terapeutas, y además…
– No hace falta que sigas. Has terminado tu búsqueda. Has llegado al final del camino y ya conmigo has conseguido Tu Tesoro – me interrumpió alzando la mano derecha como Buda.
Esto me animó mucho, le sonreí y empecé a balbucear… «Ehhhh, …pues…»
Pero me cortó en seco y me dijo: – A ver, sólo te voy a hacer dos preguntas en la sesión. ¿Cuál crees Tú (remarcando el Tú como un escupitajo) que es el origen de esa insatisfacción en tu vida y cuál crees que es la solución?
– Ehhh…pues no sé, he venido a que tú me lo dijeras.
– No. Estás en la dualidad y no en el Ser – me dijo con cara avinagrada. No busques respuestas externas a lo que Tú Eres y Tú Conoces. Tú eres Divinidad. Te lo vuelvo a preguntar: ¿cuál crees Tú que es el origen de esa insatisfacción en tu vida y cuál crees que es la solución? Yo voy a esperar en silencio a que Tú, que eres Divinidad, te respondas a ti mismo desde la Consciencia del Ser.
Pues así estuvimos. En silencio. Cincuenta minutos en silencio. Él mirándome sentado con sus manos entrelazadas en el ombligo, y yo que ni sabia cómo ponerme dando vueltas en ese sofá pegajoso de sky del Cuéntame que tiene en su consulta.
Al llegar al final de la sesión rompió su silencio:
– Ya hemos finalizado la primera sesión. No te preocupes si hoy no has hablado nada. Tu ego es resistente y hay que profundizar en él con paciencia, como la lluvia fina que reblandece la tierra seca y apelmazada. Son trescientos euros. ¿En efectivo o Bizum?
(…) Creo que no voy a volver.