Volver a mí

Empieza a brotar la imperiosa necesidad de traerte de regreso, de ver la vida a través de tus ojos. De parar el tiempo observando el universo de las hormigas y fundirme con los infinitos e increíbles colores y formas que se dibujan en el cielo para disfrutar uno de los tantos regalos que me ofrece Dios cada día. Oler el final del verano en las primeras lluvias que anuncian la llegada del otoño.

Qué tiempos aquéllos en los que no tenía noción del tiempo ni de separación entre las hormigas y un «yo», cuando al observarlas pasaba a formar parte de su universo. Cuando al oler la tierra mojada se abrían espacios infinitos donde sentía todo mientras la lluvia me respiraba y me invitaba a celebrarme.

Me estoy sumergiendo en las profundidades de la miserable percepción que te ha mantenido fuera de mi alcance. Ya me harté profundamente de tenerte en el olvido, de no reconocer la magnitud de lo que llevas contigo y lo que tienes por dar. Te creí tan separada de mí sin darme cuenta que era ese «mí», «yo», «mío» lo que nos separaba. Porque olvidé lo que aprendí cuando recordé que podía serlo todo.

Se ha acabado la lucha feminista

Este pasado 8 de Marzo estuve acompañando a Mónica en una de las manifestaciones que había por Madrid. El recorrido transcurrió con normalidad, y con las consignas habituales que yo misma he cantado de joven cuando estaba abducida, e incluso ya de mayor, cuando aún seguía fascinada con el rollo éste del poder del coño y tal…

El caso es que en un momento dado nos pusimos a cantar eso de ‘nosotras parimos, nosotras decidimos’, a la vez que alzábamos las 2 manos unidas por los dedos índice y pulgar simulando una vagina…., y detrás de ambas un tío va y nos increpa («payasas», «asquerosas»…). Pero no os lo perdáis: era un tío con barba recia tipo papel de lija de al menos cuatro días, de esas barbas que raspan para encender un fósforo sin mayor problema…, y va y nos chilla: «Perdonad, bonitas, eso es ofensivo para mí». Y le dice Mónica con cara desencajada y ojos iracundos: «¿¿Ofensivo??¿Por qué es ofensivo?». Y le dice el tipo: «Tía, yo soy una mujer con pene, de hecho soy más mujer que tú, porque yo lo soy de conciencia y tú sólo de biología… ¿Vale, tía? Que ya tengo reconocido mi género desde el primer día en que se abrieron los registros. Así que te callas, que eres una tránsfoba».

Ahora ya comprendo que todos los años de lucha feminista en España se han ido por el retrete para siempre. Qué tristeza.