PASAJE 1

PASAJE 1

Quebraba albores la primavera de 2022, cuando tomé la pluma para dejar constancia, a modo de libro de bitácora, de lo que la vida tuviera a bien deparar en la aventura que me proponía empezar.

Una llamada inesperada

Y en esas preparaciones estaba cuando mi telefonino sonó. Atendí la llamada y, por el auricular, oí una voz que, sin venir a cuento, dijo:

¿Le queda algo de valor?

Extrañado por la pregunta, supuse que era el comienzo de una broma de algún amigo y decidí seguirle el juego.

Discúlpeme, pero esa pregunta tiene una doble vertiente, o bien desea saber si aún queda en mí algo digno de ser apreciado o, por el contrario, trata de averiguar si tengo determinación para enfrentarme a situaciones arriesgadas —me quedé en silencio con la esperanza de entrever de qué se trataba. Para mi decepción, su voz, sin manifestar emoción alguna, aseguró tajante A nosotros solo nos interesa la segunda opción fue la respuesta. Intrigado, contesté:

Ese ‘nosotros’ ¿Qué encierra? ¿Una broma? ¿Un acertijo? Venga, vamos. No tengo inconveniente en seguir el juego, pero ha de darme una pista que justifique ese tono tan severo que usa y la formalidad con la que me trata.

Calmosamente, sin alterar la modulación, la voz contestó.

Somos tus futuros posibles.

La contestación me hizo sonreír y decidí continuar tan extraño diálogo.

Y qué quieren de mí.

Consciencia.

¿Consciencia? –sorprendido, solo eso supe contestar.

Has de mostrar a los sapiens que el miedo debe desaparecer en la toma de decisiones sobre lo que esté por venir. Que la mente es, en sí misma, la herramienta más poderosa que existe para gestionar el porvenir cuando deviene presente.

Sin entender ni bien ni mal la situación, sí supe que la voz, aquella voz, me hablaba a mí y lo hacía muy en serio. En consecuencia, opté por dar una réplica respetuosa y cortés.

Y qué puedo hacer yo —me detuve un momento, reflexione y añadí:— A fin de cuentas, yo, Alex Bellhand, no soy nada.

La respuesta no se hizo esperar.

Pues, sencillamente, por no ser nada eres el más adecuado porque no existes lo que te hace perfecto para penetrar en el terreno de las cosas que afectan a los sapiens pero que no son tangibles, que no se pueden sentir por los sentidos, sino por otros sentires tales como los ultrafísicos. Por ejemplo, el miedo, que coarta sus actuaciones cuando se trata de resolver ante el futuro al convertirse en presente.

Absolutamente anonadado, entendiendo, pero sin comprender, apenas acerté a preguntar:

Pero, cómo hacer lo que se me pide si solo estoy capacitado para pensar como un técnico y apenas soy consciente de ser una mente que usufructúa un cuerpo y un alma.

Jofiel te ayudará, como siempre. Y juntos deberéis investigar si el futuro es un magma invisible e inexistente que envuelve a todos y cada uno de los sapiens o, por el contrario, cada uno percibe el futuro de forma individual, tanto si ese futuro afecta a todos como si cada individuo tiene el suyo propio.

A lo que repliqué:

Me parece que sea quien sea el que pretende eso de mí, está errando el tiro. Sinceramente, me parece excesiva tarea para mis capacidades.

Oh, vamos ―dijo la voz―. Estás capacitado para eso y mucho más. Por cierto, también habrás de averiguar cuál es la esencia del futuro; y dónde se sitúa la fuente que lo ve nacer; y cómo se desarrolla, crece y se aleja o aproxima a los sapiens; y, claro está, has de analizar las formas en que un sapiens podría actuar, cuando un futuro se hace presente. En fin, al finalizar tu investigación nos has de informar de todo aquello que haga posible que los seres-humanos (no los humanos, que es otra cuestión) gestionen el futuro de modo conveniente para ellos.

Ahora sí me quedé sin palabras y absolutamente bloqueado. Ante mi silencio, la voz prosiguió.

Prepárate porque una ineluctable secuencia de futuros se está aproximando a ti y tendrás que actuar, tanto si quieres, como si no. No podrás negarte a lo que se te viene encima: hagas lo que hagas estarás respondiendo a lo que esté ad portas.

Punto y aparte

Y así fue cómo me vi subsumido en el estudio de algo que, como se verá, sin existir, es en realidad la esencia y razón de ser de la vida humana: el futuro. Por otra parte, no me cabía duda de que en esta nueva etapa de mi existencia (o inexistencia, no sé exactamente) el futuro estaba ante mi puerta y que, tan pronto la aldaba golpeara en el portón de mi vida, yo tendría que responder. Y justo en ese instante, actuara como fuera que lo hiciere, yo, con mis actos o decisiones, estaría creando mi pasado.

Y con esta certeza di mi primer paso.

Marcar como favorito enlace permanente.

Comentarios cerrados.