La herida primigenia

La aflicción de todas las heridas provenía de la herida primigenia. La de creerme separada de la creación. La de no reconocerme como la creadora, lo cual hizo que experimentara la división con el Todo que nos constituye.

Mi anhelo no había sido el de desear sentirme querida, mi anhelo era el de querer saber quién soy, el de reconectarme con mi esencia y sentir no el amor de nadie, sino mi ser y la naturaleza inherente a él. Simple y resumidamente me faltaba yo. Y en la incapacidad de percibir la carencia del amor propio he buscado en otros incansablemente lo que no podía darme a mi misma, proyectando mi dolor sobre ellos, culpándolos de hacerme daño y no saber quererme. Y nada ni nadie me ha hecho daño salvo mi creencia de no sentirme suficiente. El no darme el espacio que necesitaba para expresar el contenido que porta mi alma y poder dar a luz los frutos creativos que esperan ser manifestados para crear una realidad alineada al amor del que provengo.

La vida siempre ha estado ahí esperando mi despertar, para que la luz que brota al quedar descubierta la herida sea fuente de amor y refugio donde se recuperan las partes dañadas de mi psique. Y con todo mi ser íntegro y recompuesto ponerme al servicio de la vida ofreciéndole la creación de un mundo repleto de esplendor.

Ya sé cómo conseguir ser bombera

Llevo suspendiendo 2 años las oposiciones a bomberos porque en las pruebas me exigen que recorra 100 metros en 14 segundos, que realice al menos 15 dominadas (puf)…y que consiga realizar un salto vertical de 95 centímetros. Sí, vale, estoy un poco gordo…, lo reconozco. 

Pero ya sé cómo aprobar las oposiciones. He visto que a las mujeres sólo les piden correr esos mismos 100 metros en 17 segundos, que sólo han de realizar 7 dominadas…y que sólo han de saltar verticalmente 95 centímetros.

Así que he hablado con mi chica y con nuestra hija… Al principio les va a parecer raro empezar a llamarme Joaquina en vez de Joaquín, y que nuestra hija tenga que llamarme ‘mamá’ en vez de ‘papá’. También le he dicho a mis padres que ahora se dirijan a mi llamándome ‘hija’, y a mis amigos les he dicho que me llamen ‘eh, tía’, en vez de ‘eh, cabronazo’, que es como se suelen dirigir a mí.

En fin, que ayer fui al registro de mi municipio al haberse aprobado la ley Trans la semana pasada: ¡Ya puedo ser mujer! Sólo tengo que decir que me siento mujer y ya está, así de fácil, es genial. Este sí que es un gobierno de gente buena, progresista y que da libertades.

Pero, joder…. Resulta que voy y hay cientos de tíos haciendo cola para ser mujer como yo. ¿Querrán todos hacerse mujer como yo para aprobar las oposiciones a bomberos? A ver si ahora va a resultar que va a acabar resultando ser más fácil aprobarlas siendo hombre que mujer al haber menos competencia.

Jo, tía, qué mal…

 

¿Usted sabe guisar?

El otro día asistí a mi primer juicio, al que me mandó el tutor del Máster para hacer prácticas. Era un juicio sobre quién asumía la custodia de un menor en el Juzgado de Familia. El caso es que apareció un fiscal, de formas amaneradas y con una pluma atosigante, y nada más comenzar se pone la mano doblada debajo del mentón, se lo acaricia con ternura, y va y le pregunta al padre: ‘Y usted, ¿sabe guisar?’ Qué horror…Empezamos bien.

Voy a pedirle al tutor que otro día me envíe mejor a un juicio de esos que se rumorea que van a empezar ahora en Marzo cuando se declare Gesara. Por ejemplo, uno que juzgue la corrupción moral de esos médicos que han aceptado sobornos para fomentar que las enfermeras realizasen coreografías durante la Plandemia. Por cierto, hoy leído en El Pis que las enfermeras aceptaban 500€ por bailecito. ¿Será verdad?

 

La falta de Amor

En las profundidades de mi ser se encuentran las huellas que me hablan de la necesidad de cariño, de afecto y de dulzura que reclaman y piden a gritos mi piel y mi corazón. Un dolor que aprendí a camuflar a la perfección creando un personaje para no parecer vulnerable y para evitar sumergirme en las profundidades de ese mismo dolor. Hasta que un día cayó la máscara en un momento de lucidez y me llevó a la comprensión de ese pesar que habitaba en un lugar insondable de mi corazón. Y me encontré de frente con la vulnerabilidad que esquivaba inconscientemente para anestesiar la tristeza, el desconsuelo y la aflicción por la añoranza y el anhelo de un amor que no sentí recibir.

Esa falta de afecto marcó sobremanera mi vida guiándome a buscar ese amor en la mirada de cualquiera y contentándome y alimentando mi alma con migajas creyendo no merecer más que eso. Nunca se me ocurrió pensar que el problema no estaba en mí, que yo era válida y valiosa y que merecía ser querida y tratada con ternura. Nunca se me ocurrió pensar que el problema es que hay personas que son tan pobres de mente y de espíritu que no saben dar lo único que nunca se agota que es el amor. Nunca se me ocurrió pensar que eso que reclamaba fuera tenía que dármelo yo. Y eso es porque siempre creí que no era digna de ser amada, que no merecía ser bien tratada, que algo malo tenía que tener que justificase la falta de amor que tanto marcó mis días. (…) Continúa…

PASAJE 1

PASAJE 1

Quebraba albores la primavera de 2022, cuando tomé la pluma para dejar constancia, a modo de libro de bitácora, de lo que la vida tuviera a bien deparar en la aventura que me proponía empezar.

Una llamada inesperada

Y en esas preparaciones estaba cuando mi telefonino sonó. Atendí la llamada y, por el auricular, oí una voz que, sin venir a cuento, dijo:

¿Le queda algo de valor?

Extrañado por la pregunta, supuse que era el comienzo de una broma de algún amigo y decidí seguirle el juego. (…) Continúa…