Prolegómenos

HOMO ante EL FUTURO

ADENDA a

Homo

Animalidad-Divinidad

Prolegómenos

De dónde procede esta adenda

En Homo. Animalidad. Divinidad, obra de la cual este escrito es adenda, llevé mis reflexiones sobre el desarrollo de la mente en los homo desde los destellos de algunos miembros del Género homo hasta los albores de la nueva especie que nos sustituirá, los Homo stellarum.

Adónde pretende llegar

En esta adenda llegaré más lejos: trataré de entrever, no el futuro de homo mañana o pasado mañana, sino la fuente que derramará la Luz sobre nuestra especie guiando a unos hacia la divinidad y dejando, a otros, subsumidos en la animalidad.

Su propósito

A esta adenda, intitulada Homo ante el futuro, le he impuesto el propósito de averiguar si los homo tienen idea de hacia dónde van o si, al menos, sienten curiosidad por saber qué puede sucederles en el futuro. O, en fin, siento curiosidad por ver si hay siquiera algunos especímenes que alcancen a ver más allá del extremo de su nariz.

Por qué y para qué de tal propósito

Y yo me pregunté:

¿Para qué puede servirnos pensar en el futuro?

Y yo me contesté:

Para satisfacer una curiosidad vital.

¿Y por qué pensar en él?

Porque hay que subir a la colina desde la que se entrevé el horizonte del cosmos.

Y entonces me pregunté:

A los animales ¿les importará el futuro?

Y yo me contesté:

No, a los animales todo les sucede en un eterno presente hasta que la muerte hace acto de presencia. Cuando llega ese instante, todos cumplen sin angustia su papel natural. Ellos mismos no saben que son naturaleza sin más. Todos se hacen viejos, pero con una existencia circunscrita a su única realidad que, para ellos, no pasa de ser una nada existencial en la que cada instante solo es uno más de ‘su eternidad’.

Y yo, pensando en voz alta y con un punto de mordacidad, me dije:

¡Caramba! Eso mismo o algo similar les sucede a los humanos poco evolucionados, excepto porque ellos sí son conscientes de la muerte y, en la medida que lo son, alcanzan a pre-ocuparse del futuro, pero solo como agotamiento de su vivir corporal.

En ese momento, cuando estaba en lo de pensar sobre el futuro, sucedió lo que suele con los buenos amigos: cuando no se les necesita nunca están, pero siempre aparecen cuando su ayuda es muy conveniente. Y así, Jofiel volvió, inopinadamente, a mi vida y se presentó como si estuviéramos viéndonos con frecuencia y sus palabras fueran una parte más de una charla entre amigos y, sin mirarme, se dirigió a mí, aunque no estoy seguro de si oí su voz o solo percibí lo que el tenía in mente. En todo caso, esto fue lo que yo entendí:

Eso que te dices a ti mismo respecto a la animalidad significa, sencillamente, que solo los humanos y mucho más los seres-humanos se sienten afectados por el porvenir, lo que equivale a decir que el futuro es un asunto puramente antropológico ¿Qué opinas?

Reflexioné un instante, que aproveché para tomarme un poco de la infusión que siempre acompañaba a Jofiel, y respondí.

Pues, sí. Efectivamente, el concepto futuro es puramente antropológico, pero ¿existe? —me pregunté—, quiero decir ¿se tiene algún indicio que nos avise de lo que está por venir, aunque no sea físico, tangible?… ¿Hay alguna forma de barruntar la aproximación de algún suceso o las cosas suceden, así, sin más?

Jofiel se tomo un tiempo antes de contestar, se sirvió una tacita de su poción y, al fin, opinó.

Analizar el futuro, reflexionar sobre él, supone operar con cosas que aún no han sucedido y que, tal vez, no sucedan nunca, lo que conlleva tratar con ideas, conceptos, abstracciones… asuntos estos que solo están en la mente de los humanos—pareció paladear sus propias palabras y exclamó:— ¡Hummm! Excelente. Sí, sin duda penetrar en el futuro sería un más que notable ejercicio intelectual.

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