Bodhi

Con tu sigiloso paso llegas sin aviso a irrumpir en mis momentos, sin permiso me regalas tu infinito amor, tu bondad y tus misterios.

Te recoges en mi regazo mostrándome la belleza del silencio, y de todo aquello que no tiene precio.

Te abrazo, te acaricio, sabiendo que en ti no existen apegos.

Sin decir nada lo expresas todo con tu mirada, en tus ojos cristalinos está impresa la belleza de tu alma.

Presencia pura, efímero tiempo, qué importante es sentir cada momento.

De ti aprendo con tu ejemplo a querer sin condiciones, a agradecer lo que tengo, a disfrutar de la brisa y el viento, a escuchar lo que me dice el silencio.

Eres mi mejor amigo, mi maestro, mi gurú eterno.

Me acompañas en las noches y me guías en mi sueños.

Tu ronroneo me abre puertas que conducen hacia mundos paralelos. Y me llevas, y me dejo, en tus mundos no hay dolor, ni tampoco existe el miedo. Y es entonces cuando entiendo el porqué eres tan bello, eres libre, pura vida, un pedazo de Universo expresándose en un cuerpo.

No eres mío, estás conmigo, mucho antes de encontrarnos nos habíamos elegido.

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