Llevo un tiempo metido en el tema de la moneda libre Ğ1 (junas le dicen)… La verdad es que es fenomenal porque me está permitiendo intercambiar bienes y servicios con pequeños productores como soy yo sin tener que utilizar euros…
Tenéis que conocerlo, es un sistema avanzado de trueque, que pone el foco en los Seres Humanos, y que utiliza tecnología Blockchain. Me hizo mucha ilusión cuando vendí mi primer kilo de limones por 10 junas, y luego compré un paquete de galletas por 8 junas. Pagué con mi monedero Cesium, fácil y sencillo… Puf, nos vamos a cargar el sistema de dinero deuda, el sistema de dinero falso FIAT….Qué subidón.
El caso es que el otro día puse en un mercado de intercambios de los que hacemos en Alicante un puesto con unos patés de berenjena, que sé que le encantan a la gente, y le puse un precio de 50 junas. Y en esto se me presentó una tipa que me enseñó una especie de tarjeta identificativa y me dijo que era inspectora de Hacienda.
– Buenos días. ¿Ha declarado esta actividad?
– No.- , le dije yo con aplomo.
– A ver, usted tiene que pagar el impuesto correspondiente por realizar esta actividad. Aunque ponga que el precio son…¿junas?…usted ha de ofrecer el precio en euros al estar en territorio euro, y luego yo procederé a cobrarle el impuesto. Dígame cuántos euros son una juna. Voy a comprarle un paté, y le voy a pagar en euros.
– No existe un cambio. 50 junas son 50 junas, no hay correspondencia con euros.
– Está obligado a cobrarme en euros. Dígame cuántos euros son el paté o le abro un expediente que se le cae el pelo.
– Ehhhh… Vale. Son 50.000€ el bote de paté. ¿Cuántos quiere?
La inspectora se quedó con la boca abierta, y sonriendo me dijo mientras se marchaba….’Ya te pillaré’.
Es posible, pero hoy no lo has hecho, agente del Cabal.